viernes, 27 de abril de 2012

"Del mito a la información: Que las mujeres conozcan mejor qué es la incontinencia urinaria les puede facilitar pedir ayuda" Diari de Rubí 27/4/2012

Se piensa que la incontinencia urinaria es algo que le ocurre sólo a las mujeres mayores, y en nuestra cultura parece que deben asumirse para siempre por ser la consecuencia normal de ser madre. A esto se suma que no es una disfunción que ponga en peligro la vida y que ya hay magníficos productos para su absorción.
Desafortunadamente todo ello lleva a que la mujer que tiene pérdidas lo esconda y no pida ayuda, sufriendo vergüenza y soportando una disminución en su calidad de vida cada vez mayor.

Pero esta creencia se apoya en varios aspectos que no son ciertos:

Primero, las pérdidas no son sólo propias de mujeres mayores que han sido madres. Muchas mujeres jóvenes que no han estado embarazadas ya presentan esta disfunción antes de los 30 años, normalmente en grado leve ("sólo a veces, cuando toso"). Partiendo entre otros aspectos de la herencia genética que tenemos cada mujer, el ejercicio físico intenso en prácticas deportivas con impactos (por ejemplo corredoras, saltadoras, o practicantes de aerobic) y la práctica intensa de entrenamiento abdominal clásico son factores generadores de disfunciones del suelo pélvico. La integración del entrenamiento abdómino-pélvico específico como parte de la rutina de la deportista, o la incorporación de otras formas de entreno del abdomen como los hipopresivos son formas de prevenirlas.

Segundo, ser madre no implica pérdidas inevitables. Es cierto que el embarazo y el parto son los mayores factores de riesgo para tenerlas. Pero la continencia depende en gran parte del suelo pélvico, y este sistema musculo - fascial se puede trabajar como cualquier otra musculatura del cuerpo. Prepararlo durante el embarazo para que llegue al parto fuerte y flexible, disminuye las posibilidades de desgarro y facilita la recuperación posterior. Revisarlo sistemáticamente después del parto (tras la cuarentena) para verificar que todo está bien o bien para tratar las disfunciones que existieran, previene problemas posteriores, lesiones que no dan síntomas pero que pueden agravarse con la menopausia. Y hacer una recuperación específica del abdomen y del suelo pélvico evita las lesiones derivadas de una vuelta a la actividad físico-deportiva normal cuando el cuerpo aún no está preparado para ello. Los fisioterapeutas, como especialistas en el trabajo de la musculatura, podemos aportar un trabajo de calidad en este ámbito.

Tercero, las pérdidas no deben asumirse para siempre. En muchos casos pueden mejorar o desaparecer, y la fisioterapia es una magnífica herramienta sin efectos secundarios que puede ayudar, especialmente en pérdidas leves o moderadas. Como la incontinencia suele tener una evolución creciente, cuanto antes se busque ayuda, mejor. Porque cuando la afectación es grave sale del ámbito de la fisioterapia para situarse en las soluciones médico - quirúrgicas.

Cuarto, efectivamente tener pérdidas no es una disfunción grave que ponga en peligro la salud, pero la reacción ante ellas puede llevar a menor movimiento, y el sedentarismo sí tiene consecuencias para la salud, especialmente entre las personas mayores.

Para poder trabajar desde la fisioterapia en la prevención o en el tratamiento primero necesitamos que las mujeres caminen desde el mito hacia la información, y creemos que el hecho de que las mujeres conozcan mejor qué es la incontinencia urinaria les puede facilitar pedir ayuda. En "Temps per Tu"  responderemos con profesionalidad, delicadeza y confidencialidad absoluta.


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